lunes, 9 de febrero de 2009

La formación de nuestra comarca: la Tierra de Madrid

El título de este artículo tiene quizás poco que ver con el contenido del mismo, pero ha sido la curiosidad por encontrar los orígenes de este nombre el que nos ha llevado a investigar sobre la estructuración territorial medieval. El caso es que, con el paso al nuevo modelo de Comunidades Autónomas, se hizo una nueva estructuración de las comarcas que componen la actual provincia institucional de Madrid. De esta manera, lo que siempre se había venido llamando la Tierra de Madrid, nos aparece hoy en día bajo la denominación de Área Metropolitana de Madrid. Un nombre mucho más moderno, y que va mucho más con el estilo del Gran Madrid que han construido en las últimas décadas, a golpe de ladrillo y talonario, la alianza de tecnócratas y burgueses herederos del despliegue económico de finales del franquismo. Desde el humilde espacio que nos queda en esta bitácora, intentaremos llamar a las cosas por su nombre. Pero, ¿de dónde viene el nombre de Tierra de Madrid?

En el año 1085, durante la mal llamada Reconquista (nombre que pretende glorificar el expansionismo imperialista de la oligarquía de los reinos cristianos del norte peninsular) llevada a cabo por Alfonso VI de Castilla y de León, llega hasta Madrid, ciudad que es arrebatada a los musulmanes que la habían fundado. A partir de entonces, el territorio de Madrid es anexionado a Castilla, bajo la estructura de comunidad de villa y tierra, y se le entregarán sucesivos fueros legales por parte de la corona. Durante la repoblación castellana de los territorios conquistados es común otorgar el estatus de comunidad de villa y tierra, que no es más que una legislación favorable al gobierno de la ciudad mediante el Concejo, cosa que lo hacía la repoblación más atractiva que si hubiera sido un señorío o un realengo. Por tanto, la Villa de Madrid y su Tierra (el alfoz), quedaban establecidas en Concejo Real mediante el fuero de 1118. Unos años más tarde, se otorgarán a Madrid todos los montes y sierras entre la villa y Segovia, hecho que supone el inicio de los conflictos entre las dos villas.(1)

En 1202, un nuevo Fuero popular, realizado por lxs vecinxs, declara a Madrid como Concejo Libre, dependiente de la Corona de Castilla, instaurándose así un tipo de soberanía municipal basada en la representación de las diez parroquias o barrios de Madrid, así como de sus arrabales, y representantes de las aldeas de la Tierra o alfoz de Madrid. El Concejo tiene potestad sobre la administración de la justicia, la recaudación de impuestos, la fijación del precio de los alimentos y la distribución de cargos locales. Y de cargos locales hay unos cuantos, ya que el Concejo está formado por una burocracia excesiva de regidores, seismeros, voceros, pesquisidores, alguaciles, jurados del rey y mayordomos de alfoz. A su vez, existen pequeños concejos aldeanos para tratar temas más cercanos y menos trascendentales. Las aldeas están obligadas a contribuir a los gastos del Concejo y los servicios aprobados por la Corona, además de aportar hombres a las milicias cuando se presenta alguna campaña militar.

El Concejo, a parte de la Villa de Madrid, se divide en tres sexmos o conjuntos de aldeas dentro del alfoz: el de Aravaca, el de Villaverde y el de Vallecas. Este último, incluye las siguientes aldeas: Alcobendas, Canillas, Canillejas, Coslada, Chamartín, San Fernando, San Sebastían, Rivas, Vacíamadrid, Vallecas, Velilla, Vicálvaro; y despoblados: Ambroz, Burillo, Dos Casas, Fuente el Fresno, Fuentidueña, Huertamojones, Galápagos, Mesones, Rejas, San Cristóbal y Torre del Campo. Hay que tener en cuenta también que la manera de entender la propiedad y el territorio era diferente en el Antiguo Régimen, por eso entre el territorio del Concejo también habían pequeños terrenos de realengo, de señorío y baldíos. El modelo creado mediante los sexmos era bastante injusto, si tenemos en cuenta que cada sexmo pagaba a partes iguales los impuestos junto con la Villa, lo que significaba que las partes más desfavorecidas del alfoz pechasen igual que un Madrid más rico, hecho que provocaba una ligera tensión entre Villa y Tierra. Lo único aparentemente igualitario en todo el asunto era la figura del seismero, representante del sexmo, cuyo cargo era electo, temporal y sólo remunerado en las dietas. El primer seismero vicalvareño que nos representó en Madrid fue un tal Ferrand (Fernando) Pérez.

En el año 1346, la Corona impondrá un nuevo fuero, encuadrado dentro de las medidas centralizadoras que Alfonso XI está aplicando por toda Castilla. El Concejo abierto es sustituido por un nuevo Concejo  cerrado formado por 12 regidores elegidos por la Corona, pertenecientes a una nobleza urbana que irá aumentando progresivamente su poder. Además, el cargo se convertirá en hereditario, lo que significa que durante siglos el poder de Madrid está en manos de familias nobiliarias como los Luzón o los Vargas; los Florentinos Pérez de aquel entonces. También significará el inicio de una oposición formada por la nobleza menos favorecida y los pecheros, esto es, todos aquellos estratos de la sociedad que pagaban impuestos (pechaban), como por ejemplo los artesanos, comerciantes, campesinos, bachilleres, etc. Esta oposición se agravaba si tenemos en cuenta que la codiciada figura de los procuradores, encargados de representar la Comunidad en las Cortes reales, eran elegidos por el regimiento. Además, a partir de 1425, en una estrategia real de acercamiento a las ciudades, se puso el sueldo de los procuradores a cuenta real. Todos estos pequeños conflictos, entre nobleza y pecheros, entre Villa y Tierra, o entre Comunidades y Corona, nos pueden ayudar también a comprender el posterior conflicto de la Revolución comunera que se dio en toda Castilla el 1521.


La Revolución de los Comuneros en la Villa de Madrid y Vicálvaro

[...]Común es el sol y el viento, común ha de ser la tierra, que vuelva común al pueblo, lo que del pueblo saliera.


A pesar de que es necesario hacer un estudio más en profundidad, y de la carencia de fuentes sobre lo que ocurrió en nuestro pueblo, podemos realizar una aproximación respecto a lo que pasó en la Villa de Madrid. No nos detendremos tampoco, por no alargarnos, a explicar los motivos, el contexto o el desarrollo de la Revolución de los Comuneros de Castilla, sino que iremos directamente a relatar algunos de los hechos que conocemos en nuestra comarca.

La relación con Carlos I no fue buena en ningún momento, debido a la negativa de éste a hacer presencia en tierra castellana, ya que se encontraba más ocupado en sus empresas imperiales europeístas que en atender Castilla (¿Hace falta mencionar algún paralelismo político con la actualidad?). El Concejo madrileño, por su parte, se niega a levantar los pendones en honor a Carlos I, cuando este es coronado. No se dignará a aparecer por la Villa hasta 1517, un año después de lo que había prometido. Su llegada fue, aún así, celebrada con distintos festejos.

El conflicto de las Comunidades se desató a partir del intento del monarca de aprobar un servicio extraordinario en 1520, para financiar sus guerras en Europa. Madrid se negará a pagar el servicio y se alzará, al compás de las demás ciudades castellanas que se estaban levantando(2), el 18 de Mayo de ese año, acudiendo al Alcázar para coger las armas que se pudo. No hubo derramamiento de sangre por no encontrarse presente el encomendado del Alcázar, Francisco de Vargas, oligarca fiel al rey. El 21 de Junio, oligarcas y comuneros elaboran un pacto de respeto mutuo, gracias a la mediación de los regidores Luzón y Zapata, donde se firma la fidelidad del Alcázar a los vecinos del municipio y el compromiso de no introducir más tropas reales en Madrid. A pesar de ello, la tensión crecerá y los comuneros intentarán tomar de nuevo el Alcázar en Julio, consiguiéndolo finalmente el 31 de Agosto.

De esta manera, los comuneros madrileños toman la totalidad de las armas y forman doce escuadras de veinte hombres cada una, para enviarlas en apoyo a las batallas que el movimiento revolucionario estaba librando en Segovia y la Tierra de Campos, contra las tropas reales y la alta nobleza. Estas tropas, al mando de Zapata, estarán formadas por toda la amalgama de la sociedad madrileña, desde campesinos y artesanos, hasta algunos hidalgos y otros miembros de la pequeña nobleza urbana. La Villa de Madrid también participará en la revolucionaria Junta de Tordesillas y después en la de Valladolid, un verdadero contrapoder al ejercido por las Cortes Reales. No hemos encontrado datos por lo que se refiere a nuestro pueblo, pero teniendo en cuenta el carácter popular de la revolución, por un lado, junto con la obligación de las aldeas de contribuir a las milicias de la Villa, cabe esperar que entre estas tropas se encontrara algún comunero vicalvareño. Aun así, intentaremos no realizar afirmaciones imprecisas, deseando poder tener algún día más información sobre la participación vicalvareña en el movimiento.

La Villa de Madrid resistiría dos semanas más tras la derrota de las fuerzas comuneras en Villalar, capitulando el 7 de Mayo de 1521, con una bajada de pantalones de la pequeña nobleza ante la monarquía, que evitó un mayor derramamiento de sangre. Aún así, sabemos que la aldea de Vallecas resistió heroicamente un tiempo más ante el avance de las tropas del monarca y la alta nobleza.


Bibliografía:

JULIÀ, S., RINGROSE, D., SEGURA, C. Madrid. Historia de una capital. Ed. Alianza, 1994.

VIZCAÍNO, J.A. Historia de la Villa de Madrid. De los orígenes a la actualidad. Ed.Optima, 2000.

VV.AA. (Vicus Albus) Historia de Vicálvaro. Ayuntamiento de Madrid, 1987.


(1)El expansionismo segoviano hacia el sur será constante a través de la cuenca del Manzanares con el objetivo de llegar hasta el Tajo. Las repoblaciones segovianas en diferentes aldeas de Madrid eran constantes y representaban la incorporación de más tierras para la villa de Segovia. Madrid se implicó enviando milicias a la batalla de Navas de Tolosa (1212), con el objetivo, entre otros, de que el monarca castellano se reafirmara en el fuero y les protegiera del expansionismo segoviano. El conflicto no se soluciona hasta que Fernando IV, primero, y Enrique II, después, introdujeran tierras de señorío entre las dos villas.

(2)La primera ciudad castellana en rebelarse fue, en el mes de Abril, Toledo.