miércoles, 4 de marzo de 2009

Julio de 1936. Vicálvaro detiene un golpe de Estado


A continuación vamos a explicar uno de los episodios de nuestra historia más cercana y quizás de los más desconocidos. La realidad es, que en el Estado español, especialmente en Castilla, hay muchos tapujos y miedos a la hora de hablar de lo que sucedió durante la primera mitad del siglo XX y los enfrentamientos sociales que hubo, los cuales desembocaron en la tragedia de la Guerra Civil. Desde este blog, ya avisamos desde el primer día que la historia nunca se escribe de manera neutral y no vamos a jugar también nosotrxs a esconder nada. Nuestro humilde punto de vista es que el conflicto que se vivió entre el 36 y el 39 no fue simplemente una guerra entre hermanxs, como se suele decir a menudo, sino que, a pesar de la relevancia de las rencillas personales en el conflicto, creemos que las causas trascendían más allá y que existían bandos diferenciados, los cuales no son comparables entre sí, ni por sus ideologías, ni por sus actitudes.


La intensidad de la vida política a principios de siglo era considerable. Las condiciones sociales en las que se veía sumida la clase obrera y el campesinado producían un malestar social muy elevado. Por otro lado, diferentes ideas políticas habían ido nutriendo la sociedad castellana desde finales del siglo XIX: demócratas, federalistas, socialistas, anarquistas... En lo que toca a nuestro pueblo, las ideas que habían calado en parte de lxs campesinxs y obrerxs fueron el socialismo que promulgaba entonces el PSOE y el anarquismo de la CNT. Ambas organizaciones tuvieron su sede en la Avenida Real hasta el triunfo del fascismo en la Guerra Civil, cuando se ilegalizaron las organizaciones obreras(*) y se estableció en la misma calle la sede del sindicato vertical franquista, la CNS. Por cierto que también se estableció en la Plaza una sede de la Falange, en el mismo lugar donde curiosamente hoy reside la sede del PP y una entidad bancaria. Paralelismos históricos que no dejan de ser graciosos y que nos recuerdan que la llamada Transición no ha cambiado tantas cosas como creemos.



En este estado de cosas, la tensión social iba en aumento y el Vicálvaro proletario respondía contra los símbolos de la opresión que sufrían a diario. Ejemplos de ello son el recibimiento que parece ser que tuvo Gil Robles, líder derechista de la CEDA, cuando apareció a visitar nuestro pueblo y fue acompañado hasta la estación de tren por una lluvia de verduras y todo tipo de objetos, o el hecho de que las religiosas del convento, las cuales ya habían recibido insultos y alguna pedrada en sus ventanas, tuvieran que salir de Vicálvaro escoltadas por la Guardia de Asalto debido al temor de sufrir un estallido de ira popular en plena época del anticlericalismo de la República. Incluso la misma Guardia Civil tuvo que pedir ayuda a los militares del cuartel para que protegieran su sede en la Avenida Real pocos días antes del comienzo de la Guerra.



El estallido de la Guerra Civil parecía cada vez más inminente y eso lo tenían en cuenta las organizaciones obreras, que se mentalizaron para afrontar lo peor que pudiera venir. El golpe de Estado se venía preparando hacía meses por parte de militares rebeldes que habían hecho su carrera en África, apoyados por las élites terratenientes y ante la expectación de la clase burguesa dividida que no sabía bien como afrontar las cosas y hacia que bando arrimarse. La mayoría de militares ya tenía noticias de lo que se estaba preparando y así pasó en el cuartel de Vicálvaro, donde el Coronel Jefe, Manuel Thomas Romero, empezó a replegar las tropas y comunicó a los oficiales y suboficiales su intención de sumarse al alzamiento golpista contra las clases populares y la República burguesa, dando la oportunidad de marchar a quienes no estuvieran de acuerdo. Algunos oficiales y la mayoría de suboficiales lo hicieron, aún así el acuartelamiento de Vicálvaro, sede del Regimiento de Artillería Ligera, se sumó el día 18 a la rebelión militar.



Por su parte, las organizaciones obreras estaban a la expectativa. El día 17 de Julio llegan las primeras noticias al Comité de Defensa de la CNT, que se encuentra en una reunión de valoración sobre la huelga de la construcción que está viviendo entonces Madrid. Al principio se toma como otro rumor más de tantos que corrían en aquellos meses, pero rápidamente se contrasta la información y se organizan turnos de guardia en las barriadas obreras de Madrid. Aquella noche, el centro de la villa está lleno de militantes obrerxs expectativxs y armadxs, que pasan la noche en vela hasta que a las 8 de la mañana del 18, la radio da la noticia que confirma la rebelión militar en Marruecos y gran parte de la península. Las reuniones se suceden, se necesitan armas y organizarse, e inmediatamente se piensa en liberar a lxs presxs para que puedan ayudar a la lucha. El Comité de Defensa inicia una actividad frenética; se asaltan armerías, se incautan los automóviles necesarios (el sindicato de taxistas ya había cedido unos cuantos), etc. El ir y venir de los delegados barriales es constante y se empiezan a organizar grupos de obrerxs para acudir a focos de rebelión de toda la comarca como los cuarteles de la Montaña, Campamento, Vicálvaro, Carabanchel, Getafe... A Vicálvaro, pronto llegarán a ayudar milicianos de Vallecas y Coslada principalmente. Les esperan las cuatro ametralladoras que se han preparado en el cuartel apuntando contra el pueblo.



Finalmente, el día 19 las fuerzas obreras, donde destacan la CNT y la UGT, se lanzan contra los cuarteles con las pocas armas que han reunido y se suceden enfrentamientos terribles. Las milicias tienen cercados todos los cuarteles de la Tierra de Madrid, que van cayendo uno detrás de otro y con ellos nuevas armas para continuar la lucha. En Vicálvaro llegará a aparecer un avión republicano que lanzaría un par de bombas contra el cuartel, pero se retiraría ante el fuego de las ametralladoras. El día 20 cae el cuartel más importante, el de la Montaña, y ante esto Thomas plantea la rendición. Habían sido dos días de cerco al cuartel y una tensión constante, probablemente con una gran cantidad de soldados favorables a las fuerzas obreras, con peligro de desobedecer las órdenes. Hacía la 1 de la tarde, aparecen los Guardias de Asalto de la República para llevarse detenidos a los oficiales, algunos de los cuales son fusilados, no siendo el caso de Thomas, quien parece ser que murió meses más tarde en una prisión de Valencia. El cuartel ha caído y ahora la artillería vicalvareña será decisiva para los posteriores capítulos de la guerra.



Al amanecer el día 21 la derrota del golpe fascista parece segura. Las posturas se radicalizan ante la intensidad del conflicto. En Vicálvaro, la Iglesia es saqueada y quemada y se realizan diferentes ejecuciones políticas. Se confiscan diferentes fincas para cultivar cereales para el pueblo y más tarde se utilizará la Iglesia como granero para guardar la producción. Por su parte, el convento hará las veces de hospital improvisado. Se avecinan tiempos duros para la población vicalvareña, ya que el cerco que el fascismo tiene sobre Madrid se irá haciendo cada vez más grande, entrando entre los planes militares llegar a la capital atravesando nuestro pueblo y Vallecas. Debido a ello, en el mes de noviembre será enviada a Vicálvaro la IX Brigada Internacional. Pero eso ya es otro capítulo aparte.



(*)La CNT había estado ya ilegalizada durante la dictadura de Primo de Rivera, y la República tampoco fue la panacea ya que muchos militantes permanecían en las prisiones y muchas publicaciones censuradas.



Bibliografía:

GUZMÁN (De), E. Madrid rojo y negro. Ed. Anaya-Oberón, Madrid 2004.

VV.AA. (Vicus Albus) Historia de Vicálvaro. Ayuntamiento de Madrid, 1987.